Os adjunto información del Taller de Educación Emocional que se va a poner en marcha a propuesta del APA
Cada día nuestros hijos interactúan y se relacionan con
diferentes personas, se enfrentan a la toma de decisiones, hacen nuevos
descubrimientos y son protagonistas en conflictos. Esto provoca en ellos
determinadas emociones que los hacen reaccionar de una manera u otra. El tipo
de respuesta que tienen ante sus emociones dependerá del nivel de desarrollo de
su Inteligencia Emocional. Un inadecuado nivel de desarrollo de esta
inteligencia pueda dar lugar a que durante la niñez adquiramos “vicios
emocionales” que nos acompañarán durante nuestra vida y acabarán definiendo
nuestra personalidad.
En este taller de Inteligencia
Emocional, a través de la dramatización, la danza y el movimiento, nuestros
hijos aprenderán a tomar conciencia de sus emociones, a reconocerlas en los
demás, a expresarlas de forma asertiva, regularlas en caso de que sea necesario
y a controlar la impulsividad. Mejorarán en autoestima y capacidad de auto-motivación
para enfrentarse a los desafíos y lidiar con la frustración, y desarrollarán la
empatía y habilidades sociales que les ayuden a identificar conflictos y a
solucionarlos.
Es de sobra conocido que las
técnicas de dramatización, danza y expresión corporal sirven para trabajar la
desinhibición y la timidez, así como para mejorar el autoconocimiento, la
autoestima y la capacidad creativa. Lo que no es tan conocido es que son, además,
poderosas herramientas para trabajar la Inteligencia Emocional, pues permiten a
los niños representar escenas cotidianas que supongan conflictos para ellos,
haciéndolos descubrir nuevos roles y
posibilidades de reacción. Así mismo, estas técnicas permiten abordar emociones desagradables como el miedo,
la vergüenza, la tristeza, la culpa o la inseguridad a través del juego. Al tener
la oportunidad de interpretar diferentes personajes los niños aprenden también
a ponerse en el lugar del otro (compañero de clase, hermano, papá o mamá) y desarrollan
su empatía. Y lo más importante, todo esto lo lograrán disfrutando, teatralizando,
danzando y jugando. “Vivenciando” y no intelectualizando. Dejando de ser
simples cabezas pensantes para dejar volar su imaginación e involucrar su
corazón en todo esto, porque cuando cuerpo, mente y sentimiento van unidos es
mucho más placentero aprender.
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